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Las nuevas fronteras tecnológicas en la transformación de la gestión de activos físicos

28/7/2023

¿Cuál es el principal reto para las organizaciones?

La respuesta obvia se ve en el lado de los ingresos: garantizar la satisfacción de los clientes actuales, identificar clientes potenciales y nuevas necesidades que sean la base del crecimiento.

Por el lado de los costes, sin embargo, existe un reto igualmente complejo pero más desafiante, que consiste en conocer a fondo la estructura de costes para optimizarla maximizando el uso eficiente de los recursos disponibles, analizando periódicamente las posibles fuentes de despilfarro y asignándolas adecuadamente allí donde puedan tener mayor impacto y contribución.

Optimizar los recursos mejora los márgenes de explotación y permite remunerar mejor el principal activo de las organizaciones: el capital humano. Sin embargo, esta premisa plantea un problema. En lo que respecta a los equipos, ya existen numerosas herramientas de gestión del rendimiento, metodologías de seguimiento, etc., que permiten aumentar la productividad y la satisfacción de sus miembros.

Sin embargo, para los activos físicos de las organizaciones, estos datos a menudo no existen. ¿Qué activos tenemos? ¿En qué estado se encuentran? ¿Cuándo hay que sustituirlos o mantenerlos? Utilizando ejemplos concretos, ¿estamos utilizando el aire acondicionado durante los periodos de baja utilización? ¿Estamos optimizando la temperatura y la intensidad de los equipos?

¿Dejamos encendidas las luces de los espacios cuando no se utilizan? ¿Tenemos en cuenta los periodos de mayor o menor utilización de los espacios y la optimización de los equipos en función de la organización de los equipos, en un momento en que el modelo de trabajo híbrido parece imponerse?

Reforzando la importancia de esta cuestión en los costes globales de las organizaciones, es importante tener en cuenta que los costes de los sistemas de aire acondicionado e iluminación representan una tajada significativa del coste total de funcionamiento de un edificio, y cualquier reducción tiene un impacto.

Del mismo modo, si no existen sensores/hardware que permitan evaluar el estado de los equipos en tiempo real, los equipos de mantenimiento no operan de forma predictiva, preparando los periodos de mantenimiento con antelación, sino respondiendo a solicitudes imprevistas, lo que dificulta su actuación en momentos de mayor necesidad y limita el cumplimiento de los niveles de servicio propuestos.

Por último, dado que la cuestión de la sostenibilidad desempeña un papel cada vez más importante para las organizaciones, debido también a las presiones normativas y sociales, es esencial poder medir el impacto de las medidas de eficiencia y minimización del consumo aplicadas, de modo que puedan presentarse resultados cuantificables de las mejoras resultantes y auditarse permanentemente.

Y todos estos cambios se producen en un contexto en el que las tecnologías de sensores, la movilidad y las soluciones de software como servicio-es decir, aquellas que pueden utilizarse y adaptarse rápidamente a las necesidades de las organizaciones para proporcionarles toda la información que necesitan en tiempo real, cuándo y cómo la necesitan- se han convertido en omnipresentes.

Juntas, estas transformaciones crean las condiciones perfectas para la rápida implantación de plataformas eficaces de gestión de activos físicos que permitan a las organizaciones gestionar eficazmente sus activos, sacándoles el máximo partido para mejorar su rendimiento y prolongar su vida útil, reduciendo los tiempos de inactividad imprevistos y los costes asociados, además de abordar cuestiones relevantes como la normativa y la elaboración de informes.

Y para que estas plataformas sean eficaces, la interconexión con los sistemas de gestión tradicionales, adaptando e integrando la información, es también un punto fundamental.

Vivimos un momento único en el que, gracias a la combinación de todos estos factores, estas soluciones han pasado de ser una plataforma útil a un servicio de gestión esencial. Y el último paso en esta evolución es tecnológico, lo que nos permite afrontar el reto de gestionar las solicitudes de los equipos responsables de la gestión y el mantenimiento de los activos. Es habitual que se pongan en contacto con ellos con solicitudes con lagunas en la información, en las que el nivel de riesgo no está adecuadamente identificado, en las que la criticidad del posible fallo no está clara.

Los sistemas que incorporan inteligencia artificial, como el recientemente lanzado S.A.M., que Nextbitt acaba de presentar a los mercados de forma pionera, responden a este reto, permitiendo identificar adecuadamente el problema y gestionando la petición en función de su criticidad y su priorización en las peticiones recibidas.

De este modo, la gestión de los activos físicos se contempla ahora de forma integrada en los sistemas de gestión, mejorándola y proporcionando datos esenciales para responder a los retos de la evolución empresarial. Porque la calidad de la gestión depende de la calidad de la información proporcionada, a tiempo y con el detalle necesario.

Fuente: Revista PME

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