Prioriza el mantenimiento, optimiza los recursos y reduce los riesgos.
Identifica y clasifica los activos en función de su impacto en las operaciones, la seguridad y los costes.
Ayuda a planificar los gastos de capital (CapEx) y los gastos de explotación (OpEx).
Identifica los puntos débiles de la red de activos que requieren mejoras de fiabilidad.